El Kamasutra, la obra dedicada al amor erótico más famosa y antigua de la humanidad, no se ocupa solo de transmitir variantes de posturas para el sexo, como suele creerse, es mucho más profunda y extensa.
Es una suerte de guía en la que se dan alternativas para cuestiones sociales referidas a la pareja, como secretos para llevar adelante con éxito un matrimonio, o cuestiones más aplicadas a la sensualidad, como saber tratar a una “doncella”, y muchísimos consejos sobre cómo abrazar, cómo besar, cómo satisfacer a un amante…
Fue escrito en sánscrito en torno al siglo III y, se estima, en el norte de la India, y se hizo conocido en Occidente en el siglo XIX, a través de la traducción de sir Richard Burton.
En cuanto a los besos, además de su jugoso capítulo sobre cómo y dónde dar mordiscos, se recomienda darlos por todo el cuerpo y en todo momento, aunque sin excesos.
Y aquí vamos con algunos de los sugeridos:
Beso de toque:
El amante toca el labio de su amante con su lengua y pone sus manos en las de su amado cerrando los ojos. Es un beso romántico.
Beso directo:
Los labios de los dos están en contacto directo y se chupan con voluptuosidad como si fueran una fruta.
Beso indirecto:
Cuando uno de los dos frota los labios del otro, suavemente, con su labio inferior.
Beso broche:
Cuando uno de los dos sujeta con sus labios los de su amante.
Beso presión:
Se presionan los labios fuertemente con la boca cerrada. Es un beso breve, para iniciar la relación o para terminarla.
Beso superior:
Cuando uno de los dos toma con sus dientes el labio superior y el otro le devuelve el beso besándole en el labio inferior.
Beso palpitante:
Cuando uno de los dos deposita sobre los labios miles de besos muy pequeños recorriendo toda la boca y las comisuras.
Beso contacto:
Cuando se toca ligeramente con la lengua la boca del otro y apenas se hace contacto con los labios.
Beso para encender la llama:
Es el beso en las comisuras de los labios.
Beso nominal:
Cuando uno se limita a tocar sensualmente la boca del otro, después de besarla, con dos dedos.
Y ahora, a practicarlos. Y por qué no, a pedirlos.
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