Además, agregó que cuando fue a hacer la denuncia, el comisario sospechó de él: “El comisario a cargo me insultó y agravió mi dignidad, pero hoy estoy más convencido que nunca que vale la pena la vida a pesar de las miserias humanas”.
“Es una mentira, está mintiendo, le escuché decir al comisario mientras cerraba el portón que habían forzado, por lo que salí y lo increpé, ya que no voy a permitir que nadie dude de mi persona, como ciudadano y como hombre de Dios. Soy contador público, casi abogado y ciruja, pero por encima de todo soy un sacerdote, razón por la que no permito el insulto”, agregó.
El padre pidió perdón por no haber cuidado mejor los fondos de la Iglesia. Dijo que la caja fuerte “se abre solamente con la utilización de dos llaves, porque cuando me la regalaron ya tenía la combinación rota”.
Agregó que el ladrón “me tiene que haber sacado las llaves que tenía en el pantalón, que había dejado tirado en el piso de la habitación cuando me fui a dormir la siesta ese domingo”.
Señaló que sospecha de alguien en particular, y le envió un mensaje: “Te zarpaste, te equivocaste hermano, pero vos te llevás papelitos, que valen mucho menos que tu vida”.
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